Los franceses siempre se han caracterizado por producir los más elegantes perfumes y los más reconocidos vinos a nivel mundial. Los licores no son la excepción, por supuesto. La elegancia y el carácter único del licor Grand Marnier son representantes de lo que significa calidad francesa.
El Grand Manier fue creado en 1880 por Louis-Alexandre Marnier Lapostolle quien muy audazmente tuvo la gran idea, adelantada para su época, de mezclar cognac y esencias de naranja amarga. Este licor sigue vigente hasta la fecha y encantando paladares. Aquí te damos 5 datos interesantes acerca de este legendario producto.
1. El creador, Louis-Alexandre Marnier Lapostolle, aprendió a destilar de su padre quien era vendedor de vinos y licores. Éste último heredó la destilería de su suegro, Jean-Baptiste Lapostolle.
2. Es ampliamente utilizado en la gastronomía francesa en preparaciones como el célebre crepe suzette así como también en icónicos postres como el tronco de navidad y algunas personas lo utilizan para aromatizar la creme brulee.
3. El Cognac es su destilado base el cual es un tipo de brandy que proviene exclusivamente de la zona de Coñac (denominación de origen). Es elemental destacar que el brandy es un destilado de uvas que puede ser producido en cualquier parte del mundo ya que éste es el nombre genérico de un tipo de destilado.
4. La idea fue muy novedosa para ese entonces ya que este licor mezcla coñac y distintas naranjas amargas muy únicas provenientes de Curazao, una zona del Caribe. Ya con más de 6 generaciones en su haber la receta sigue intacta sin ninguna modificación. A esto le llamamos tradición.
5. Al principio este gran licor tuvo otro nombre, este fue Curazao Marnier. Sin embargo, fue su amigo fundador legendario del hotel Royal Ritz quien le sugirió llamarlo Grand Manier. Por esos años estaba de moda llamar a todo petit que en español significa pequeño, así que él decidió aconsejarle todo lo opuesto: Grand, que significa grande.
Bonus: Es esencial destacar que, la naranja es una fruta de origen asiático, sin embargo, fueron los españoles a fines del siglo XV quienes las llevaron a la isla de Curazao (isla ubicada en el continente americano) desde Valencia (aquí eran muy bien apreciadas por su dulzura y gran sabor). Conforme pasó el tiempo y las naranjas empezaron a aclimatarse a estos nuevos suelos, éstas empezaron a desarrollar otros descriptores gustativos distintos a los de su origen. Eran más pequeñas y amargas. Al principio no fueron muy populares hasta que años después descubrieron que secándolas al sol, desarrollaban un perfume muy diferenciado, exótico y único.